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Montalbo en mi recuerdo

MONTALBO EN MI RECUERDO
POR
ANTONIO ESCAMILLA CID

MONTALBO:

Ando buscando una forma
que a mí me pueda expresar,
lo que es mi pueblo en esencia,
lo que es Montalbo en realidad.

Ficciones o realidades,
yo las quiero plasmar.
Buscando voy y no encuentro:
palabras, verbo y verdad.

Sus campos me dan mensajes
que yo no sé interpretar.
Sus calles me dan sabores
que no logro descifrar.

Sus casas me dan cobijo
y mucha hospitalidad.
La gente su afecto
que nunca podré olvidar.

Esto es en esencia mi pueblo,
esto es Montalbo en realidad:
RECUERDOS Y ESPERANZA,
AMOR Y HOSPITALIDAD.

 

EL MURO ES POESÍA:

El Muro es bello y triste
como una melodía,
que despierta añoranzas
de otros felices días.

Con inefable dulzura
y elevaciones místicas,
su rostro empalidece,
su piel se marchita.
Es un poco plegaria
y un poco despedida,
un adiós misterioso
a las cosas finitas;
es amable recuerdo
de ilusiones perdidas.

El Muro tiene encanto
de coro y sinfonía,
de órgano enclaustrado
en mística agonía.
Es fiel recogimiento
de añoranzas íntimas;
es campana de ángelus
en la tarde partida;
es emoción callada,
condensada, sentida.

Qué hermoso es el Muro,
qué sutil su melodía;
el Muro es bello y triste,
EL MURO ES POESÍA.

 

YO CREO EN LAS CIGÜEÑAS:

     Yo creo en las cigüeñas que irrumpieron con su canto en la voz del muro y, un día, surcaron nuestros cielos y comieron en nuestros espartizales. Creo que, un día, con el rocío de la aurora, volverán a instalar sus presagios en el seno de su nido.

     Tal vez una mañana limpien el muro de huellas fantasmales, construyan de nuevo su hogar sobre piedras secas y hagan el amor en sus horas pródigas regalando a los niños la visión inefable de la felicidad bajo sus alas.

     Pero hace mucho que se fueron las cigüeñas; que su nido se abrió en silencio y que los niños dejaron de buscar su mensaje.

     Yo fui de aquellos niños que nacimos, crecimos, jugamos y soñamos con la presencia y la sombra desangrada del muro, besando sus pies y abrazando su rostro para conservar el secreto que las aves filtraban, en humedecido silencio sobre las cautivas piedras.

     Fueron otros tiempos, en que los niños respirábamos el ambiente mágico que envolvía la llegada de las cigüeñas. Su presencia era un misterioso regalo del cielo, un encuentro en cuyo recuerdo aún descansa nuestra más tierna infancia.

     Por ello, yo quiero seguir creyendo en las cigüeñas. Ellas, un día, vendrán por mí junto a la tarde.

 

VENID  AQUÍ:

¡Es tan azul el cielo aquí! ¡Es tan blanca aquí la tierra! Que el Muro, viejo y despoblado, guardián es de este paisaje. Mientras, en silencio total, la luz, el esparto y el salitre se abrazan, resistiéndose a morir.

     Fijaos en la belleza de este lugar. En la quietud de estas charcas. En el sosiego de estos espartizales. En aquella claridad profunda, entre el cielo y la tierra, solo rota, a veces, por el canto y el vuelo de las majestuosas grullas.

     Fijaos en estas aguas encharcadas en eterno sueño mudo, las mismas de nuestra infancia, y en cuya superficie surca el alma, lenta y sola, en intenso silencio y sobrio descanso. Fijaos en el plateado espejo en el que el cielo se refleja junto al último sol, bajo un palio poblado de la más hermosa soledad.

      Si queréis hallar la íntima emoción de las mejores horas montalbeñas, ¡venid aquí! Nada como este paisaje, inmóvil y siempre vivo, poblado de desnudez, guía a un corazón que sabe que un pueblo es solo para el que sabe amarlo.

 

EL MURO DUERME:

¡¡ Silencio !!
Que el Muro está durmiendo.
Dejadle que duerma y sueñe
con su primer aliento,
con piedras habitadas
de cigüeñas y recuerdos.

 

Frente a su laguna,
bajo el azul del cielo,
sus piedras permanecen
solas y en silencio;
mirando eternamente el horizonte,
custodiando siempre su misterio.

No lo despertéis.
Dejadle en su sueño,
con su alma dormida
por el eco del viento.
¿No veis que tiene roto
su corazón montalbeño?

¡¡Venid, cigüeñas!! ¡Por Dios!
Llevar sus sueños al cielo.

 

ALAS DEL SILENCIO:

El Muro me espera…el Muro me espera…
Y volveré…volveré junto a sus piedras,
a refundirme  en su silencio
y en el recuerdo de sus cigüeñas.

Háblame Muro, que hable tu silencio,
que el silencio es elocuencia en muchos casos.
Dime que es verdad
todo lo que sentimos y anhelamos;
que hemos de vernos juntos
otra vez como antaño;
los que en la infancia fuimos compañeros,
los que en el sueño somos soberanos.

 

¡¡ Sueña, Muro, Sueña !!
Divisando tu horizonte blanco.
Sueña bajo tu nido vacío
frente al salitre y al esparto,
que tu alma y la mía
pronto se fundirán en un abrazo.

El Muro me espera…el Muro me espera…
Y volveré…volveré junto a sus piedras,
a refundirme en su silencio
y en el recuerdo de sus cigüeñas.

 

SOÑÉ CON MI PUEBLO:

Volví a mi pueblo,
volvía a mi casa.
Sueños que vienen.
Sueños que pasan.

Recorrí las calles
que de niño andaba.
Contemplé las plazas
donde antaño jugaba.

Vi a las grullas
que alegres volaban.
Escuché sus cantos
que tanto añoraba.

Oí en el silencio
tocar las campañas.
A misa tocaban,
a misa llamaban.

¡Soñé tanto y tanto!
Que nunca pensara,
ver aquellas cosas
que tanto amaba.

¡Recuerdos que tuve!
¡Recuerdos que pasan!
¡Qué noche tan corta!
¡Que vida tan larga!

Estuve en mi pueblo,
estuve en mi casa.
¡Ay, sueños que vienen!
¡Ay, sueños que pasan!

 

ANTONIO  ESCAMILLA  CID.